Belén Checa y Patricia Torres son amigas, compañeras y piragüistas. Ambas comparten una misma afición, el piragüismo. Esta afición se ha convertido en parte de su día a día, en parte de su vida. Con esfuerzo, constancia y sacrificio han conseguido llegar a lo más alto de su carrera deportiva, al Campeonato del Mundo de piragüismo.
Belén Checa y Patricia Torres entrenando. FOTOGRAFÍA CEDIDA POR LAS ENTREVISTADAS
Río arriba, río abajo, durante sequías e inundaciones, Patricia y Belén siempre han estado una al lado de la otra. Una rubia, otra morena; una más alta, otra más baja; una con una sonrisa enorme, otra con unos ojos marrones…
Todo comenzó en Cristo Rey, su colegio. Un día cualquiera en Educación Física llegaron unos jóvenes del Centro Natación Helios para dar una charla sobre piragüismo. Patricia y Belén decidieron probar y finalmente entraron en la escuela.
Ambas remaban individualmente, sin embargo, un día sus caminos se cruzaron y comenzaron a competir juntas. Desde entonces hasta ahora, han hecho numerosos entrenamientos y competiciones juntas, soportando sequías y riadas.
Cuando no podían entrar a Helios debido a las condiciones del río, debían marcharse al Canal Imperial o al Parque del agua. “Allí se entrena mejor” afirma Patricia. A veces, ambas agradecían entrenar allí porque el nivel de calidad es mejor. Hay menos corriente, lo que facilita remar, aunque las condiciones no se ajusten a las de las competiciones. Pero también tenía sus puntos negativos. Debían desplazarse una larga distancia, y una vez allí no disponían de las instalaciones necesarias. Se tenían que cambiar en plena calle porque no disponían de vestuario, además, había determinadas embarcaciones que no podían meter al agua, por lo que no podían entrenar dicha modalidad.
El roce hace el cariño, pero también crea disputas. “Si no vas recta en la piragua te tuerces y te acaba doliendo la espalda. Al principio pensaba que era culpa de Belén…. Y ella pensaba que la culpa era mía” cuenta Patricia. A pesar de las pequeñas discusiones, los piques y si la culpa era de una u otra, ambas han sabido diferenciar lo que era estar fuera y dentro del agua. “Estamos en el mismo grupo de amigas y alguna vez hemos acabado mal un entrenamiento y por la tarde hemos quedado como si nada hubiera pasado” explica Belén.
La primera medalla la consiguieron en 2012, un campeonato donde lograron colgarse la medalla de plata al cuello. Iban sin expectativas y se subieron al pódium. Tras esta victoria, muchas más les han seguido, pero sin lugar a duda, su año más brillante y más duro fue 2015.
La temporada empezó con una victoria en Badajoz, pero, tras el triunfo comenzaron a caer en picado. “Teníamos claro que si no era ese año se nos iban todas las posibilidades de ir a un mundial” explica Belén. No entendían nada, porque en la temporada anterior se habían subido a todos los pódiums. Finalmente, lograron alcanzar el primer puesto en el Selectivo Nacional, su última oportunidad para clasificarse. “Era la única posibilidad, o nos quedábamos primeras o no podíamos ir al mundial” cuenta Patricia.
El 12 de septiembre de 2015 ambas piragüistas estaban compitiendo en el Mundial, una competición complicada, llena de veteranos. Su objetivo era clasificarse entre los ocho primeros puestos, sin embargo, consiguieron el décimo debido a una lesión de Patricia en plena competición. Un año de mucho esfuerzo y sacrificio para conseguir la ansiada plaza.
Con veinte años ambas echan la vista atrás y quieren vivir todo lo no vivido: noches de fiesta, excursiones del colegio, cumpleaños, vacaciones… “No es una juventud perdida porque ha sido nuestra elección. Nadie nos ha puesto una pistola en la cabeza para que hiciésemos piragüismo” continua Belén, “Si he perdido algo ha sido porque he querido, el piragüismo es parte de mi vida y me ha dado todo”.
Patricia no puede entrenar este curso porque los horarios de la Universidad no se lo permiten, pero Belén sueña con seguir remando junto a Patricia. “El Kayak fuerte siempre ha sido el de Patricia y mío…. Y no sé si lo seguirá siendo…” concluye Belén.
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