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Escribir para ser

  • Foto del escritor: Mapi Longares
    Mapi Longares
  • 28 dic 2018
  • 7 Min. de lectura

Actualizado: 10 ene 2019

  • "Cuando no escribo, simplemente intento ser. Cuando lo hago, soy".

  • “En mi vida he tenido la suerte de encontrarme con mujeres que, aún con miedos o inseguridades, han luchado por lo que querían siendo bandera de ellas mismas”.

  • “El secreto de un buen escritor, como de un buen actor, es ponerte en la piel de algo y hacerlo sentir como si lo hubieras vivido. Esa es la dificultad y a la vez lo mágico".


JF Torres en Conil de la Frontera, Cádiz | Foto: @jftorres20

Ser escritor le hace persona en el estricto sentido de la palabra. Antequerano de nacimiento, JF Torres apenas recuerda cuándo empezó a anotar sus reflexiones en una libreta. Hoy, a punto de publicar su segundo libro, cuenta con casi 72.000 amantes de la Chica desastre de los vestidos de verano en Facebook.


Ya desde pequeño, mostró un firme interés por la lectura y la escritura: "Mis primeros libros fueron Pesadillas, de R.L. Stine, y Manolito Gafotas, de Elvira Lindo", recuerda. "Desde entonces, además, ya tenía una libreta donde solía crear relatos, aunque fueran de un niño de ocho o nueve años".


Ocho o nueve años pasaron hasta que, finalizando su adolescencia, comenzó a recibir elogios que reforzaron su confianza en sí mismo: “Llegué a pensar que a lo mejor se me daba mejor de lo que nunca me había parado a pensar eso de escribir”.


Feliz. Así recuerda JF Torres su adolescencia. Precisamente en esta etapa de su vida, comienza a escribir con más frecuencia. Sus primeros escritos rebosaban un amor casi “idílico”, aunque más tarde pasaría por una fase de relatos más tristes y pesimistas. La vida cambia y, con ella, las personas. “Con el tiempo, y con la vida, fui cambiando de gustos y realidades y aprendí a hacer un equilibrio de todo, me situé en un punto medio, más calmado, pero más real, más cierto”.


- ¿En qué medida atribuyes esta inclinación hacia la escritura romántica a la adolescencia?


-Irónicamente, mi escritor favorito desde entonces es Stephen King. Aunque a simple vista puede parecer que nuestros “terrenos” son completamente diferentes, yo, quizá por haberlo leído tanto, encuentro un punto de conexión con él. De hecho, me emociona muchísimo cuando habla de temas que no son terror. Además, también en la adolescencia, bebí mucho de los poemas de Bukowski, sobre todo.


Muchas veces se habla de la escritura como una medida o vía de escape.


Bueno, tengo un tatuaje que dice ‘Para mí escribir es Ser’. Cuando no escribo, simplemente lo intento. Cuando lo hago, soy.


¿Qué necesita JF Torres para escribir?


Esa inquietud por dentro de que tiene que ser en ese momento y en ese minuto, da igual lo ocupado que estés o lo que tengas entre manos. Esa sensación es indescriptible.


JF Torres comenzó hace ya varios años a dar rienda suelta a sus creaciones difundiéndolas a través de las redes sociales: “Hace algunos años ocurría que el que quería empezar a escribir o soñaba con alguna oportunidad, ni siquiera sabía como dar el primer paso”, recuerda. “Ahora, al menos, puedes abrir una página en alguna red social o un canal de YouTube y dar rienda suelta a tus creaciones. Es una muy buena noticia que a través de las redes sociales muchos escritores se estén abriendo camino”, sostiene. Además, asegura tener mucho que agradecerles: “Gracias a ellas la gente empezó a leerme y a conocerme, les gusté y se fueron quedando”.


Torres ha basado prácticamente desde el principio la mayor parte de sus escritos en las emociones. Hoy, el panorama literario asiste a la proliferación de una corriente profundamente emocional, algo que se traduce casi en un consuelo para él: “Escribo sobre ello desde que ni siquiera se publicaban libros sobre estos temas, así que cuando empezó esta corriente sentí alivio de que más gente sintiera lo que yo sentía y le llevara a escribir lo mismo que a mí”.


Después de haber publicado muchos de sus relatos a través de Facebook, en 2016, su primer libro, La chica desastre de los vestidos de verano, vio la luz. La obra, que se presentó en diciembre de ese mismo año en Málaga, es una selección de sus escritos: recoge los ya publicados en redes sociales, y otros hasta entonces inéditos. La “chica desastre” que Torres dibuja en su libro rompe con muchos de los tópicos atribuidos a la mujer: “Es todo lo contrario a una mujer perfecta. No obstante, aunque destaco de ella precisamente las cosas que hace mal o sus equivocaciones, me han llegado a decir que, por mi forma de hacerlo, parezco estar halagando su imperfección”. Como una chica "imperfecta, torpe, inmadura y que sin pretender nada, consigue serlo todo", así presentaba JF a la protagonista de sus historias.


La chica desastre de los vestidos de verano es una oda a la figura de la mujer. Habla de una mujer imperfecta, pero también valiente, bonita y capaz de solucionar el mundo cuando sonríe. Las mujeres con las que se ha topado el antequerano a lo largo de su vida le han servido de inspiración, han configurado y elevado su concepción del género femenino: “En mi vida he tenido la suerte de encontrarme con mujeres que, aún con miedos o inseguridades, han luchado por lo que querían siendo bandera de ellas mismas”, presume.

-Son tiempos de lucha por la igualdad de derechos de la mujer respecto al hombre.


-Desde luego. Además, La chica desastre mantiene un cierto compromiso implícito con la causa.


De la fuerza y la valentía, a la debilidad y la inseguridad. JF Torres también presenta en algunos puntos de su libro una mujer herida, cansada, con las alas quebradas. Entiende la preparación para hablar de algo como un ejercicio de empatía: “El secreto de un buen escritor, como de un buen actor, es ponerte en la piel de algo y hacerlo sentir como si lo hubieras vivido”, sostiene. “Esa es la dificultad y a la vez lo mágico.”


El amor, sin embargo, pone a prueba al escritor. “En el amor en concreto hay muchos “túneles y pasadizos ocultos”, que si no has vivido no puedes hablar de ellos porque ni siquiera los conoces”.


-¿Qué parte de tus escritos están directamente relacionados con tu vida?


-Siento cada palabra de cada relato que escribo, y si en algún momento dejo de sentirlo así, abandono ese relato en cuestión, así que todos son parte de mí.


Facebook no sólo sirvió de refugio a las primeras historias de Torres, sino que además fue también testigo del éxito que cosecharon entre sus seguidores. A través de esta red social, sus lectores pedían sin cesar un libro que reuniese estos relatos. Pasar de Internet al formato papel supuso toda una odisea: “Sin saber muy bien cómo iba a hacerlo me arriesgué a ello y decidí que ya me iría preocupando por los problemas y dificultades tal y como fueran apareciendo. Lo importante era lanzarse”, asegura.



-La chica desastre de los vestidos de verano forma parte del depósito del patrimonio bibliográfico y documental español desde que la Biblioteca Nacional de España la introdujese en su catálogo el pasado 2017. ¿Cómo te sentiste?


-Lo de la Biblioteca Nacional me pilló absolutamente por sorpresa. Ni siquiera sabía muy bien cómo iba pero enseguida me puse a su disposición. Estoy encantado.


En lo que a sus lectores se refiere, JF Torres reconoce el importante papel que juegan sus lectores a la hora de que sus relatos, sus historias, resulten un éxito. Por eso prefiere dirigirse a ellos de manera individual: “Sobre mis lectores, siempre hablo individualmente, como si le estuviera hablando a una persona directamente. En realidad para mí es eso: hablarle de tú a esa persona que lleva tanto tiempo conmigo”.


La chica desastre de los vestidos de verano ha logrado ocupar la inmensa mayoría de su tiempo, aplazando temporalmente el lanzamiento de un segundo libro, y es que es él mismo quien se encarga de la venta y envío de los ejemplares de su obra. “Tengo ya un segundo libro preparado, lo que pasa es que estoy tan ocupado aún con este que decidí aplazarlo para poder atender a todo el mundo como se merece”, cuenta.


“Seguiré escribiendo el día que ya no me lean tanto. Está en mí”.


Hoy, Torres concibe el futuro no tanto como un salto en el vacío, sino como un paso más. El escribir forma parte de su naturaleza y no entiende la vida sin ello: “Sobre el futuro, yo escribía cuando me leían dos personas, sigo escribiendo ahora, y seguiré escribiendo cuando llegue el día en que no me lean tanto”, augura. “Está en mí”.


-Entonces, ¿qué les dirías a los jóvenes que están valorando la opción de ser escritores?

Que no lo hagan por moda. Que lo hagan sólo si así lo sienten, el hecho de que te lean y valoren tu trabajo por supuesto es esencial y todo el mundo lo necesita, pero para escribir no se necesita más que un papel, un lápiz y tú. Si entienden que esa es la esencia, adelante.


Andalucía es tierra de escritores. La región ha visto nacer a grandes figuras de la literatura entre las que destacan García Lorca, Rafael Alberti o Antonio Machado. Torres es original de Antequera, Málaga, y aunque se trata de épocas, corrientes y estilos diferentes, comparten algo importante: las raíces. Raíces de una tierra que ha regalado al autor de la Chica desastre de los vestidos de verano un sinfín de experiencias que han derivado en reflexiones que han llegado a ser virales. “Hay una frase en concreto que está por todas partes, en bestialidad de lugares”, recuerda nostálgico. “Dice: ‘A ver si la vida se va a tratar simplemente de reír y estamos aquí buscándole otras explicaciones…’. Esta frase se me ocurrió mientras regresaba de pasar unos días con mis amigos en Conil, que fue uno de los viajes de mi vida.”


La vida cambia y las personas son el resultado de sus experiencias. Torres no descarta posibles cambios de temática en sus obras futuras, pero no pretende abandonar completamente la actual. “Una temática rotundamente diferente se me hace difícil, al menos hoy en día, porque la esencia permanece. Es posible que cambie mis matices, que vea y sienta las cosas de otras maneras. Al fin y al cabo es lo que ha ido pasando hasta ahora”, sentencia.


-¿Y qué queda en ti de tus primeros escritos?


-La esencia siempre permanece. Queda un chaval que sigue sentándose a crear un relato con el corazón a reventar y que mientras lo va escribiendo ríe, se ilusiona, se emociona o incluso llora como un lector más aun siendo él el “creador” del mismo. Creo que ahí está el secreto.


Llegado a este punto, JF Torres mira atrás y siente que todo ha merecido la pena. Vive día a día la vida que siempre soñó, una vida que ha conseguido trabajando. “Todo, absolutamente todo, ha merecido la pena. Es el sueño de mi vida hecho realidad, a base de esfuerzo y dedicación”, concluye.


Hasta aquí llega la historia de aquel niño que leía a Elvira Lindo, pero también a Stephen King. La historia de aquel niño que hizo de su libreta, un libro. La historia de quien experimentando con un ordenador, terminó convirtiéndose en escritor. La historia de aquel que seguirá escribiendo, aunque llegue el día en que ya nadie quiera leerle: está en él. La historia de aquel que escribía para ser.




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