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Recorriendo Europa en coche y sin pagar un céntimo

  • Alba Rubio
  • 9 ene 2019
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 10 ene 2019

“En un mes habíamos pisado cinco países, dormido en dieciséis ciudades distintas y visitado casi otras tantas menos conocidas”, todo eso con un presupuesto menor a 300 euros y evidentemente, lejos de cualquier mínimo lujo que pueda imaginarse: ni colchones ni hostels ni restaurantes ni duchas diarias.



Mario, joven de 21 años, de pelo muy rizado incluso afro, amante de Dostoievsky y de la “buena” música, tranquilo, paciente y tolerante ante todo, decidió irse a conocer mundo con un par de amigos hace algún tiempo. Esta primera experiencia fue a través de Workaway, que le regalaría uno de sus anfitriones predilectos en Normandía. Allí fueron a visitarlo hace dos años él y su compañero de aventuras. Después emprenderían viaje hacia Bruselas para coger un avión a Berlín. Pero primero tenían que pasar por Lille, al norte de Francia, donde todo comenzó. La idea era llegar en Blablacar hasta la capital belga, situada a poco más de 100km. Sin embargo, acabaron perdiendo la reserva y optaron por probar suerte cogiendo un cartón y escribiendo con letra perfecta y muy visible: BRUXELLES. Así surgió su primer autoestop, por casualidad. Después de esta no ha parado y confiesa que le costaría mucho viajar de otra manera.


Llegando hasta Eslovenia, recorriendo 2.725 kilómetros y sobreviviendo a 25 horas de viaje en diferentes coches, se entrevé uno los récords personales de estos dos muchachos. Porque tienen claro que no irían por ahí solos a hacer autoestop sin un compañero con el que comentar hazañas: "puedes volverte loco esperando solo". Lo bueno es que con la llegada de las aplicaciones móviles, también los autoestopistas lo tienen más fácil. Hitchwiki, muestra un mapa con puntos amarillos, verdes y rojos en los que la gente que ha hecho autoestop deja comentarios, explica cómo llegar, si es un lugar eficiente, etc.





Pero no todo es tan sencillo, hay momentos duros, largas esperas y no cualquiera sirve para esto. Hace falta poseer unas cualidades muy concretas. La primera, la paciencia: "pasan muchísimos coches, hay que mantener la calma y manejar los nervios". También hay que tener cierta empatía, "saber de antemano que unos van a cogerte y otros no, porque no tienen por qué hacerlo y no cabrearte por eso". Y cuando paran, tomarlo como un regalo. Una vez que entras en un coche de alguien que no conoces, también son importantes las habilidades sociales y hablar idiomas (según adonde vayas, claro). Algunos consejos tácticos tienen que ver con llevar poco equipaje, tener batería en el móvil, no dormirse, utilizar un cartel y no el dedo y saludar a los conductores: “la gente te devuelve el saludo y eso alegra y motiva mucho personalmente, te ven, se ponen contentos, te hacen gestos y te ríes mucho comentándolo”.


En algunos países es mucho más fácil acceder a que alguien te lleve en coche: "ha habido algunas veces en las que a los 2 o 3 minutos de bajarnos de un coche, hemos subido a otro. Es una sensación increíble". En cambio, España o Italia son buenos ejemplos de lugares en los que es mucho más complicado. Pero siempre han vuelto a casa y nunca han tenido una mala experiencia ni se han sentido inseguros: "el que menos esperas, para y te invita a subir en su coche, hay mucha gente buena por ahí fuera y hay que confiar en ella".






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