¿SE HA QUEDADO DISNEY ESTANCADO EN SU PASADO?
- The New Wave
- 9 ene 2019
- 4 Min. de lectura
Pixar, Marvel o LucasFilm están llevando el testigo respecto a la originalidad en los títulos de películas que estamos viendo actualmente, mientras que Disney sigue apostando por el reciclaje de contenidos. Continuamente podemos ver tráileres de películas de Disney anunciando nuevos filmes; sin embargo no dejan de ser obras cinematográficas que ya hemos visto en un pasado
Disney pretende mantener vivo el espíritu de sus personajes, ponerle rostro a aquello que imaginábamos de niños. Ahora tenemos los personajes que soñábamos en carne y hueso que van a hacer realidad esa magia de las películas. Los remakes, spin offs y secuelas de sus películas antiguas son un fenómeno de interés y taquilla. Esta tendencia tuvo lugar por primera vez en 1994 con el estreno de la película El Libro de la Selva: la aventura continúa seguido en 1996 por 101 Dálmatas. Ambas fueron muy bien recibidas por el público en taquilla y desde entonces se han atrevido con muchos más.
Desde entonces, Disney ha sido acusado de falta de originalidad, de “reemplazar” obras mágicas que este estudio creó en el pasado por nuevas versiones que no están a la altura de las animadas. En esta clase de pensamiento hay mucho de ese “miedo a que arruinen nuestras infancias”, y con algo de razón. Estas nuevas películas, de alguna manera “reescriben” las anteriores y dejan a los espectadores pensando en cuál es realmente la versión definitiva de la historia.
Desde The New Wave analizamos en profundidad este fenómeno: ¿cuál es la razón de Disney para hacer esto? ¿Qué nos ha llevado a revivir de esta forma cuentos como La Cenicienta, La Bella y la Bestia, El Libro de la Selva o Alicia en el País de las Maravillas?
Por un lado, hay que tener en cuenta que estas películas fueron exitosas en el pasado, por lo que cuentan con un gran incentivo para ser exitosas en el presente. Uno de los elementos que tiene en cuenta el público a la hora de elegir las películas, es la familiaridad con el nombre.
A la mayoría del público no les importa que la película que vieron en su infancia sea reemplazada por una nueva con los actores de moda y nuevos efectos especiales.
Solo están emocionados por volver a ver a estos personajes que tanto les fascinaron de niños, y llevan también a sus hijos para que los conozcan.
Por otro, también debemos tener en cuenta que la tecnología ha evolucionado y con ello las posibilidades de innovación en la gran pantalla. El remake de El Libro de la Selva ganó el Oscar a mejores efectos especiales en 2017, lo que dio luz verde a la producción de El Rey León. Disney sabe bien que con la nueva tecnología del movimiento y los efectos especiales los personajes lucen increíbles, así que han decidido continuar con una obra cuyo elenco está formado únicamente por animales.
Una triste consecuencia de esto es que la animación tradicional en 2-D está prácticamente olvidada por el estudio. La última película relevante que Disney hizo con esta técnica fue Tiana y el Sapo hace casi una década, (también hubo una película animada de Winnie the Pooh en 2011 que pasó sin pena ni gloria por los cines).
Pero Disney no debería tener miedo de que sus ideas originales no funcionen. Películas como Frozen o RompeRalph son originales y alcanzaron números de taquilla increíbles. Aunque no se alcanzaron a los logrados por el remake de La Bella y La Bestia, que se ha convertido en una de las películas más taquilleras de todos los tiempos.

Además, algo que sí parece acompañar siempre a cada película animada de Disney es la controversia. Ariel de La Sirenita, por ejemplo, fue criticada por ser un prototipo de mujer que cambia todo lo que es por un hombre; de Bella se ha dicho que sufre síndrome de Estocolmo, mientras que de Aladdín está basado en estereotipos sobre medio oriente.
Por ello, el estudio ha trabajado activamente para deshacerse de los elementos problemáticos que identificaban a sus películas. Frozen criticó fuertemente la idea del amor a primera vista; Vaiana redefinió lo que significa ser “una princesa Disney” y Ralph rompe Internet aprovechó una escena con dichas princesas para burlarse de todos los clichés que se han creado a lo largo de los años. Los remakes buscan retirar definitivamente esos problemas de sus historias.
Ralph Rompe Internet - Escena princesas Disney. CARMEN CERLANGA
Es por eso por lo que dentro de la ola de los remakes y spin-offs de los clásicos de la compañía, hemos observado que algunos de ellos respetan el enfoque de las películas de animación precedentes, mientras que otros aprovechan la estética de acción real para dar un mayor protagonismo a alguno de los personajes y cambiar con ello el punto de vista del relato. Dan diferentes matices a los personajes para enmendar aquellas cosas que en esa época eran bien vistas, y ahora han quedado obsoletas, como la idea de “princesa Disney”, o situaciones de discriminación racial y machismo.
Nos guste o no, la balanza se ha inclinado hacia lo positivo y Disney sabe que alcanzará taquillazos con el relanzamiento de sus clásicos de animación transformados en filmes de carne y hueso. Una estrategia con la que el estudio sigue teniendo numerosos proyectos en el horizonte, por lo que no creemos que esta tendencia tenga un final prematuro.
En los próximos meses tendremos en cartelera a Dumbo, Mary Poppins, Aladdin, El Rey León y Mulán pero, ¿creéis que esto es todo? La respuesta es no… porque también se han interesado en hacer nuevas películas sobre personajes específicos como Campanilla de Peter Pan, El Príncipe Azul de La Bella Durmiente y Cruella DeVill de 101 Dálmatas.
Nosotros nos preguntamos ¿cuál es el futuro de esta tendencia? ¿Seguirán teniendo tanto éxito estos remakes y siendo tan bien acogidos por el público? Por el momento os dejamos aquí el tráiler de la nueva película de Disney El Regreso de Mary Poppins, que se estrena el viernes 21 de diciembre y donde podremos ver a la niñera supercalifragilísticoespialidosa en la gran pantalla.
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